martes, 18 de marzo de 2008

Feliz Día del Padre y Feliz Santo Josefas


Aunque el día ya debe estar acabado allí en España, aquí os mando un regalito para vosotros también. No he conseguido ninguna canción, tendréis que conformaros con unas postalitas.


lunes, 17 de marzo de 2008

Está un poco fuera de tiempo pero quería mostraros como suena Silvio en directo cantando una de mis canciones favoritas:


Canción del Elegido

Siempre que se hace una historia
se habla de un viejo, de un niño o de sí,
pero mi historia es difícil:
no voy a hablarles de un hombre común.
Haré la historia de un ser de otro mundo,
de un animal de galaxia.
Es una historia que tiene que ver
con el curso de la Vía Láctea,
Es una historia enterrada
Es sobre un ser de la nada.

Nació de una tormenta
en el sol de una noche,
el penúltimo mes.
Fue de planeta en planeta
buscando agua potable,
quizás buscando la vida
o buscando la muerte
eso nunca se sabe.

Quizás buscando siluetas
o algo semejante
que fuera adorable,
o por lo menos querible,
besable, amable.

El descubrió que las minas
del rey Salomón
se hallaban en el cielo
y no en el África ardiente,
como pensaba la gente.
Pero las piedras son frías
y le interesaban calor y alegrías
las joyas no tenían alma,
sólo eran espejos, colores brillantes
y al fin bajo hacia la guerra…
¡perdón! quise decir a la tierra.

Supo la historia de un golpe,
sintió en su cabeza cristales molidos
y comprendió que la guerra
era la paz del futuro.
Lo más terrible se aprende enseguida
y lo hermoso nos cuesta la vida.
La última vez lo vi irse
entre humo y metralla,
contento y desnudo,
iba matando canallas
con su cañón de futuro.


domingo, 16 de marzo de 2008

Salimos para San Juan de Dios haciendo una pequeña parada en Dirimba, en el Museo del Trópico Seco. Igual, igualito que el laboratorio de Conocimiento del Medio del cole. Llegamos a San Juan después de descubrir que el carey proviene de las escamas de las tortugas(perdonadme mi ignorancia)y que se cometen aberrantes acciones hacia ellas. Es una contradicción, los hombres recogen sus huevos para subsistir económicamente, pero no se dan cuenta que a largo plazo las tortugas dejarán de existir. Hay que buscar una solución, la cosa no puede ser o morir las tortugas o no subsistir los hombres.

Nuestro hotel se localizaba casi a pie de playa... Este lugar tenía pinta de ser mucho más turístico que nada de lo que habíamos visto antes; y poco a poco fuimos comprobándolo. Esa tarde era bateo libre y de cada uno dependía que fuera productiva a nivel personal o no.

Un paseo por la orilla, unas cañitas (esa tan amiga del grupo "Toña"), un chapuzón... cuando empezaba a anochecer me piroteé a ver el pueblo. Eso de ir a un sitio y no salir de una calle me resulta un poco claustrofóbico. No os lo vais a creer, pero mientras recorría San Juan del Sur, por cierto lleno de gente por todos lados, por un altavoz, a lo lejos, oí a dos hombrecillos cantar y decidí averiguar de donde procedía. Mientras buscaba, las casas y las personas que se encontraban en ellas, no me dejaban salir de mi asombro. Todas tenían más o menos la misma estructura. Una pequeña entrada con varias hamacas tendidas, que daban paso al comedor y a las otras habitaciones. Todas las puertas y ventanas estaban abiertas de par en par sin tapujos de mostrar su interior. Casas que cambiaban de color a medida que avanzaba andando por la calle.

Bueno, llegué al origen de las voces. Antes de llegar ya había comprobado que en sus letras hacían mucha referencia a Dios, pero como en Nicaragua son tan religiosos no me estrañaba... sin embargo, las letras eran así por que eran canciones de misa... jajaja. Una enorme iglesia, toda hecha de maderita; una de las más bonitas que haya visto nunca, quizás por la sencillez y humildad que mostraba. Por ejemplo, para adornar las columnas, tenían un ramillete de flores lilas de plástico pegado con cinta adhesiva alrededor (pero no quedaba cutre)... Lo siento abuelas... pero no lo aguanté, aunque estaba muy animada la cosa, a la segunda canción me piroteé por la puerta de atrás..., ya había visto lo que era aquello, jajaja. Rodeando el pueblecito y entremetiéndome por las callesregresé con el resto del grupo, cenamos y nos arregloteamos disponiéndonos a disfrutar de nuestro bateo libre nocturno. El cual se aprovechó hasta la hora de la salida del bus (5.15 a.m.)

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Tooooodo el mundo durmió en ese trayecto o al
menos lo intentó. El viaje en ferris hasta la Isla de Ometepe fue relajante dejándonos mecer por la marea de agua dulce, aunque también tuve momentos para recordar con Cristina nuestras canciones favoritas.

Nos hospedamos en la Finca de La Magdalena a 1 km de Balgüe, que es un pueblito muy sencillo pero con un aire tropical que invita a recorrerlo. Cristina, Miguel y yo fuimos antes de comer en bicicleta para ir cogiendo contacto con el ambiente (bajar la cuesta perfecto pero subirla...)
Sus habitantes nos recibieron con una sonrisa de oreja a oreja y te saludaban con aspavientos tremendos desde sus ranchoncitos. Y todos los niños están dispuestos a jugar contigo. Ningún rincón del pueblo está asfaltado y todas las callejuelas desembocan en la "carretera" principal toda de tierra y empedrada.


La finca es impresionantemente bonita. Desde la entrada se veían varios jardines, tras ellos, se asoman los ranchones (de recreo, de trabajo, el comedor, el de los dormitorios) toditos, todos de madera pintada de blanco; y detráś se esconden cafetales de un color verde tierno, todo ello coronado por el volcán Maderas. La espesura de su ladera nos atormentaba un poquito más al pensar que el sábado intentaríamos subirlo.

La economía de esta finca se sustenta por la producción de café orgánico en un 20% y por el ecoturismo en un 80%; sin embargo, hay algo que huele raro en ese asunto: pero eso es algo de lo que tendré qu eirme enterando poquito a poco a través de unos contactillos que em he buscado.

Los días en Ometepe, los he dedicado al producto, a mí (muy egoístamente), a buscar semillas, a dejarme guiar un poco más por la intuición y a conocer a mucha gente y a escuchar sus historias.

Una de las mañanas que regresábamos del pueblo de trabajar en el producto, Puri, Alba y yo (tras tomarnos unos fresquitos)oímos a los monos congo cerquita de donde estábamos y decidimos adentrarnos selva adentro. Vimos un árbol que parecía dedicado a las mamás monas y a sus monitos, y otro árbol en el que se veían monos más grandecitos. Teníais que vernos cada vez que saltaban de un árbol al otro ("Ainsss que mono"). Al regresar al camino noté un picotazo en el cuello, me dolía horrores, después en la pierna, y después en el brazo... sin saber como nos miramos el cuerpo y los teníamos llenitos de hormigas amarillentas que mordían y metían la cabeza en la ropa (mmmmmmmaaaaaeeeeeeeeee.....)

Muy interesante ha sido conocer a Jorge y a Ana, una pareja de artesanos que recorren la zona vendiendo auténticas obras de arte. A Alba, Marta y a mi nos enseñaron a hacer las pulseras que vemos en los puestos de la feria que no hay quien se atreva a empezarlas. Creo que cada día estoy más cerca de cogerme la tela con los collares pegados e ir vendiendolos por donde sea (jajaja...ojalá)

Otro personaje fue Felipe, un chico chileno que realizaba el viaje con sus amigos (creo que fin de carrera) y por casualidad, alguien le sugirió que aprovechara para seguir conociendo la zona y así lo hizo. Él solito siguió su camino.

Se conoce un montón de gente, y se aprende mucho de ellas, de esta forma; está visto y comprobado. Yo de mayor, mochilera.

El sábado nos atamos bien las botas y emprendimos el camino hacia el cráter del volcán(1394m) en el que, siendo un poco contradictorio para nuestro entender, encontramos una laguna fangosa tras 4 horas de subida, escalada, y patinaje entre las ramas y las piedras llenas de barro blando. Las últimas en bañarnos fuimos Puri y yo, y confieso que me hice un poco de caquita cuando me puse a pensar, justo cuando estábamos en medio del cráter, en lo que podía pasar y si el volcán despertase o si hubiese un temblor de tierra o... Las primeras en irse al hoyo... ¿quiénes creéis que iban a ser? pues las dos rubias, está claro.


(Esta era vista desde casi la cima,
no era capaz de distinguir
donde acababa el lago y
comenzaba el cielo)





La vuelta fue un poco más aburrida y cansina, siempre lo mismo: bajar, bajar, culazo de una, risotadas de otras y de los guías... que esos eran otros personajazos. Se reían de nuestras tontás, al principio disimuladamente, después en nuestra cara. Nos dijeron que habíamos sido el grupo más lento que habían subido al volcán pero que con los otros no se lo habían pasado tan bien.

En la bajada llegó un momento en el que nuestras piernas ya no contestaban a las órdenes del cerebro, y el dolor en las rodillas, gemelos y cuádrices se hacían llamativos. No recuerdo ninguna ruta que me hubiese causado tanto dolor, pero también es cierto, que no recuerdo ninguna ruta tan gratificante física y psicológicamente como esta.

Menos mal que teníamos esta actividad tan fuerte el sábado, por que ya por sí pensé mucho, mucho, mucho en el Güoman de Guareña...

Esa tarde, el grupo tuvo la visita de Karem. Es una señora alemana que lleva 24 años en Nicaragua. Se dedica a realizar talleres de sensibilización medioambiental. Y es que en Nicaragua poseen muchas riquezas naturales pero no las cuidan por falta de educación medioambiental y de información de las consecuencias de sus acciones.

Tras la cena, Fran nos preparó un encuentro con un grupo canadiense de cooperantes. Son chicos de 2º de bachillerato que estudian juntos una asignatura llamada Educación Global, que por lo que contaron, imagino que tiene que ver mucho con la educación en valores, temas de inmigración, racismo, violencia... Durante cierto tiempo, venden café orgánico y otros productos y con la recolecta se subvencionan el proyecto que alumnos de anteriores ediciones habían elaborado. Este año estaban construyendo una escuela para el pueblo. Es como un campo de trabajo pero fomentado desde el sistema educativo (difícil de pensar en nuestro país, ¿eh?)

Y bueno, como era nuestro sábado en Nicaragua y teníamos bateo libre, nos vino genial que en Balgüe se celebrara la Fiesta Bacanal. Se realizaba en el patio de una casa del pueblo y el dinero de la entrada se destina a los estudios universitarios de los hijos del dueño de la casa.

Nos costó un poco entrar en la pista pero en cuanto lo hicimos sólo se oía "no, es que en España se baila en círculo". Hubo momentos de agobio pero las niñas desarrollamos respuestas defensivas ante los buitres lugareños.

En el camino de vuelta vimos un oso hormiguero. Y noooooooo, no es azul ni tiene trompa de elefante, como en los dibujos animados. A pesar de nuestras voces y linternazos no aceleró el paso de pachorro que llevaba con el culo en pompa moviéndolo de un lado a otro.

El domingo había dos opciones: ir a la ruta de los petroglifos o quedarse dormido hasta las 9.30 a.m. que el autobús saldría en dirección a Moyogalpa, la ciudad donde cogíamos el ferris. La intención de algunos de nosotros cuando a las 7.30 estábamos listos para desayunar, era ir a los petroglifos, pero el desayuno se demoró de tal manera que ni puedieron descansar ni pudimos ir a ver los dibujos grabados en las piedras por los indígenas precolombinos. Al fin y al cabo, no sé si las agujetas me hubiesen dejado avanzar mucho. Tendríais que verme bajar las escaleras o sentarme en las sillas, todo un show.

Montados en el ferris nos despedíamos muuuuuuuuuy lentamente del volcán Madera y del Concepción. Quizás con pena añadida por que éramos muy conscientes de que tras Ometepe sólo quedarían diinas en Nicaragua.

Por cierto, al Madera se llama Volcán Endiablado por que en la época de la crsitiniación los frailes no puedieron bautizarlo con un nuevo nombre debido a los temblores que en él se producían. Así que se quedó con su primitivo nombre.

Al salir del ferris una auténtica plaga de mosquitos invadía el muelle. Las personas iban todos tapados con toallas excepto los ojos. Encima todo estaba abarrotado por que era el primer día de Semana Santa y por barrios se organizan viajes a la playa.

Antes de ir a cenar, visitamos por segunda vez el restaurante "El crucero". Desde allí, se ve una extensión de tierra semi virgen que se funde en el Pacífico. Todo ello, acompañado por un atardecer. Ooooohhhh... que bonito.

Hoy cenamos en un Pizza Hut, esto último lo dejaré sin comentarios por que es mejor no encender lo que no se pueda apagar. Cenar n una franquicia a la que, probablemente, sólo asista un 20% de la población Nicaragüense...

Bueno, os adelanto que me falta una semana intermedia por contar.

Y hablando así un poco de todo, también os adelanto que me han concedido la Beca Erasmus y que si todo sale bien, el año que viene estaré en Francia terminando la carrera. Cerrando así, una lista de cosas por hacer.

Muy buenas nochesssssss

viernes, 7 de marzo de 2008

Muy buenos días!!!!!

Primero dar la buenanueva de que comienzan las corti-noticias.

Ayer fuímos a una cena cultural en el Mercado de Masaya. Era un recinto amurallado muuuy dedicado al turismo, lleno de calles de tiendecitas artesanales. La verdad, yo pensé que iba a ser más chapucero que al fin y al cabo es lo que le da encanto a esta serie de eventos, pero todo estaba muy bien señalizado y organizado. No obstante, cenamos un rico arroz y carnaza con una salsota picantona, mientras la orquesta "CLAVE", una cantautora y un grupo folklórico de Jinotepe se turnaban para amenizarnos la velada. Que envidia, que ganas de mover las faldotas haciendo olitas de tela, de cogerlas por encima de la cabeza convirtiéndonos en círculos andantes, de colpear las panderetas...

Con las mismas y poniendo cara de buenas Alba, Puri y yo fuimos al vestuario a probarnos los tan peculiares trajes (huipi)... y bueno digamos que al ratito estaban anunciando por el altavoz del escenario a tres extremeñas que salían a bailar un baile llamado "La Húngara". Os intenté subir un vídeo para que os riéseis un ratín, pero ha sido imposible. Imaginaos, a tres que totalmente improvisando se ponen a bailar en lo alto un tablao.


jueves, 6 de marzo de 2008

Aquí estoy de nuevo. He decidido escribir en general las cositas que voy experimentando por que el tiempo que tenemos y mi corto saber sobre ordenadores me lo impiden.

Comenzamos con la salida hacia la Reserva natural de Chocoyero-El brujo. Se llama así por dos ríos que dan de ve
r un sin fin de mágicos árboles. En cada rio encontramos una casacada: Chocoyero y El brujo. En la primera hay un montón de nidos de Chocoyos, que son unos pájaros verdes muy pequeñitos y cagones; la segunda se llama así por que cuando la descubrieron dos campesinos no eran capaces de ver por donde seguía el cauce del río una vez que descendía de la cascada(por supuesto, eso sólo podía ser cosas de brujos y no de que se tratara de un río subterráneo como se descubrió después). El terreno que comprende esta reserva es cedido por el gobierno a la cooperativa formada por una comunidad campesina cercana para plantar cafetales, piñuelas, bananos, con la condición de que ellos la conserven.


En este lugar existen árboles con características
tan peculiares que los antiguos
nativos les atribuían ciertos poderes
considerándolos seres
sagrados, los dioses de la vida: seres que nos acompañan en nuestro trayecto sobre
la tierra; prueba de ello es la madera
que nos acoge al nacer en forma de cuna y la madera de la caja que nos despide al morir.


Tan
importantes son, que las mujeres que no podían quedar embarazadas acudían a ellos durante siete viernes seguidos tras los cuales conseguían su propósito. El nombre común es cedra pero allí se les llama "tripota" por su similitud (comprobadlo en la foto)

El 23 de febrero es cuando empieza lo gordo:una salida de cuatro días. Esa mañana teníamos una charla en la Casa de Estelí, pero por el camino paramos a comprar fruta en el Mercado de Sébaco con la idea de hacer una frutada por la noche.

El Mercado de Sébaco fue, podíamos decir, nuestro primer contacto con la vida cotidiana de Nicaragua. Llevábamos unas ansias de contactar con los nicos y las nicas que no nos paramos en reflexionar cómo lo estábamos haciendo: parecíamos unos gumias en buscas de historias, de fotos, de... Aún así compramos mucha frutita y descubrí "los nones". Es una fruta blanca amarillenta(del color de una camisa blanca de cuatro años tras habértela llevado a la Vera)con grumitos en la corteza, que parecían granitos (agggg). A pesar de su apariencia, esta planta se toma en caso de gastritis y es muy efectiva(dicen)

En la Casa de Estelí, una especie de casa de la cultura de esta ciudad, nos debían esperar los miembros de una asociación ASDENE (asociación del desarrollo de Nicaragua...)para hablarnos de sus proyectos; la sorpresa fue encontrarnos con una campaña política de uno de los representantes del partido sandinista en la que acabé recibiendo su tarjeta por si necesitábamos algo en un futuro.

Esa tarde comimos en una Ecoposada y visitamos a Alberto en su Cerro de Jalacate. Este señor un día se soñó esculpiendo sobre el cerro que constituyen sus terrenos y al día siguiente se puso manos a la obra. Ha creado una nueva cultura y su espiritualidad se ve reflejada en cada una de sus esculturas. Me pareció impresionante la
e
xpresividad que desprendía en cada una de sus narraciones. Alberto a nuestros ojos es considerado como loco..., que piensen lo que quieran, pero este hombre ha hecho realidad su sueño.

(Esta es la representación de Eva y Adán)


Esa misma noche descubrí que la frase "Nicaragua es el país de las estrellas" no escatima para nada. Mirar al cielo y ver las constelaciones de siempre junto con estrellas de las que no me había percatado nunca de tantas que había, con ese fondo negro opaco...no parecía real; alguien dijo que era como subir a la última planta de El Corte Inglés. Era como cuando en Conocimiento del Medio tenías que dibujar el contorno de España en un folio y despúes con papel pinocho añadirle los ríos, con otro las montañas, las ciudades... Pues lo mismo, lo que vemos en España correspondería al primer folio.

Esa noche vimos Managua de lejos, gracias a una rutilla que Mario, que trabajaba en la Ecoposada, nos mostró. Fue la primera noche fuera del centro de Ticuantepe.

Al día siguiente comenzaría la primera jornada positiva cien por cien desde que me levanté hasta que me acosté. Nos dirigimos a la Reserva Natural de Miraflor. Allí conocimos a muchos luchadores, entre los que destaco a Corina. Esta señora desprendía una magestuosa bondad que nos contagiaba a todos con cada uno de sus gestos y palabras. Ha sufrido mucho por injusticias, pero ahora dedica todo su tiempo a los demás y a seguir la luchando por unos derechos arrebatados.

Conocimos a la catadora de café de Nicaragua y realizamos una cata en toda regla. Allí se cultiva café orgánico y nos explicaron las fases de la cosecha, de la recolección, a distinguir los granos buenos de los enfermos...

Esa misma tarde, visitamos un poco de estrangis un cole y presenciamos un partido de beisbol(que allí es muy jugado).

Por la noche regresé junto con Alba y Marina al País de Nunca Jamás (y esta vez tengo pruebas de que EXISTE). Todo el grupo nos cedió el sitio para dormir en una cabaña de madera construída sobre un enorme árbol llamado Ficus Elegante o Chilamate. Fue una pasada, fuera vértigos, fuera miedos... Parece mentira que con material tan rudimentario se puedan realizar sueños tan grandes. Esta es una foto cuando empezaba a amanecer.

A la mañana siguiente, con tristeza de no poder disfrutar más de ese paraíso, por que no era sólo la cabaña lo mágico de ese lugar, nos dirigimos hacia la región de Cantagallo en la que se encuentra la comunidad de Venecia. Es una comunidad marcada por la revolución y en la que encontramos lugares claves de la misma. Ahora siguen luchando pero en una revolución pacífica, sin armas y con mucho diálogo.

Esa tarde estuvimos conociendo a los campesinos. Cristina y yo pretendíamos conocerlo todo, pero de una calle no pasamos. Nos encontramos con unos niños y niñas con los que jugamos hasta la hora de volver. Me enseñaron a manejar "la rueda", que siempre se me había resistido.

Todo
andaba muy bien hasta que 10 minutos antes de la vuelta, jugando a pillar con un niño se asustó y se puso a llorar inconsoladamente. En ese momento me sentí muy mal y triste, pero al día siguiente hicimos las paces. Por la noche tuvimos encuentro con los jefecillos de la comunidad y de la cooperativa que forman, seguida de una noche cultural con fogata, charlas, música...



Esta actividad fue una de las que más me impactó. No ya por ver otras formas de vida impensables en muchos aspectos sino por lo bien que me hicieron sentir los dos días que estuvimos allí.



Esta salida concluyó nadando en el Río Coco
entre las altas paredes del Gran Cañón de Somoto. Este es la unión de un río de Honduras y otro de Nicaragua y forma una casi perfecta frontera natural entre ambos países. Entre piedras, rocas, arenas y pozas avanzamos 150 metros hasta llegar a la poceta de 17 metros de profundidad. Pero todo fue un poco rápido, por que debíamos comer en Estelí y digamos aún nos esperaba una buena caminata de vuelta.



Esa noche regresamos al centro en Ticuantepe con cierta melancolía por todo lo que habíamos vivido en tan poco tiempo y todo lo que nos había aportado. No fueron muchos los valientes que se quedaron charlando.



En esta última semana hemos asistido a muuuuuuuuuuchas conferencias en dos días. Todas interesantes, pero claro, a nosotros ya se nos va notando el cansancio. Hemos hablado con la Viceministra de Educación sobre el sistema educativo, con comandantes generales sobre la seguridad civil, con sindicatos sobre sus luchas... Pero también hemos visto algo de ocio: un concierto de 10 artistas en homenaje a Arnulfo Oviedo, un cantautor que mataron unos delincuentes hace tres años. Allí conocimos autóctonos y algunos cooperantes españoles.

Y el viernes volvimos a salir. Esta vez fuimos a León. Visitamos el único Hospital que existía en la ciudad de cerca de 400000 habitantes. Bueno... mejor no contaros. De verdad que mejor que no nos quejemos de nuestro sistema. Parecía una fábrica abandonada. Los enfermos en los pasillos, los cables pelados, todo lleno de polvo, los carteles de GINECOLOGÍA, PEDIATRÍA, etc parecían los que colgábamos en el corcho de la clase en primaria... impresionante. Aprovecho para informaros de que el sistema sanitario es tan pésimo que en algunas comarcas como el médico que va cada mes, sólo atiende a bebes y embarazadas, el resto de pacientes ya pueden estar muriendose que no hay medios para atenderlos.

Recorrimos La 21, que es una cárcel, convertida en el Museo de Leyendas, en la que se cometieron torturas "sin ton ni son". Me resultó espantoso imaginarme todo lo que nos iban narrando a la vez que pisaba o tocaba los escenarios. Comimos con los chicos de una asociación juvenil de un poblado indígena llamado Sutiava. Se volcaron con nosotros. Es un poblado muy, muy pobre de más de 60000 familias que viven en donde pueden o como pueden. Esta asociación ofrece actividades a los jóvenes para desviarles de las drogas y la delincuencia; posteriormente, les ayudan en la búsqueda de trabajo.

Tras ello, nos dirijimos a las playas de Poneloya.
UUUUUUUUUUUUUUUAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUU, el Océano Pacífico. Era muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver. Las olas parecían tener detergente de tanta espuma que quedaban en la arena oscura (volcánica) y al chocar emitían un sonido mucho más agudo que nuestras playas. En esos dos días que estuvimos el océano estaba recio y la resaca era tremenda; no podíamos pasar de la orilla. Bañarse significaba salir con "puñaos" de arena en el biquini y tener las rodillas llenas de rasguños de todos los revuelcos que te habían azotado las olas. Nos alojamos en un ranchón en primera línea de la playa, donde nos acompañó una pequeña hada. Se llama Paulina, tiene cinco añitos y una sonrisa que nadie sería capaz de quitársela nunca. Fue tiempo para relajarnos y reflexionar, para darme cuenta de lo que estoy haciendo y por qué.

El finde lo terminamos con la perla de oro: asistimos al primer concierto
de Silvio Rodríguez después de su retirada de los escenarios. Tras esperar una larga cola llegamos a la puerta justo cuando se había montado una revuelta por entrar. Adiós a las filas. Tras avanzar un poquito más vemos que delante nuestra comienzan a menear la verja que separa a los "preferente" de los "generales" hasta que la tiraron y se abalancharon con ella. Nosotros todos buenos, angelitos cogiditos de la mano en cadena para no perdernos, nos quedamos con la boca abierta pensando "maeeeeeeee"...nos miramos sin dar crédito...y sin decir nada nos unimos a la carrera de salto de vallas. Así que entramos gratis, jajaja. Junto con Alba y con Puri, conseguimos alcanzar casi los primeros puestos para cantar a viva voz (quizás exagere un poquito) las canciones que tanto tarareamos en el viaje.

En esta semana hemos visitado la UNAN (universidad), hemos tenido más conferencias, charlas, visitas, trabajo con el proyecto personal... Destaco la "gran cruzada de alfabetización". En 1980, 115000 voluntarios se desplegaron a los diversos municipios de Nicaragua durante 6 meses, en los que ellos aprendían a vivir en el campo y a la vez enseñaban a leer para ayudar a un desarrollo de las zonas más pobres. Ha recibido dos premios de la UNESCO y aún hoy, continúan su labor.

Esta noche iremos al mercado de Masaya, ya os contaré dentro de unos días.

Con esta entrada os he resumido la mitad de mi viaje a Nicaragua. Espero ser más constante en la otra mitad para no meter tochos tan grandes de textos. Si queréis más información o fotos de las actividades pinchar en el calendario y día a día os lo vamos contando.

...Próximamente las fotos...

domingo, 2 de marzo de 2008

Que difícil es empezar después de tanto tiempo




Y llegó Y llegó!!!! Parecía que nunca llegaría pero esa noche llegó y marché dejando atrás un coro de voces celestiales, a una madre y a una abuela que casi se montan en el autobús y a un padre que aunque no le vi por el cristal seguro que estaba allí.

Hasta Madrid fue el viaje más pesado, incómodo y largo que nunca he tenido. En el aeropuerto se me hizo aún más pesado, sigo preguntándome por qué salimos tan pronto de Badajoz si después tendríamos que esperar más de cuatro horas, pero bueno.

En cruzar el charco tardamos once horas. El avión era como en las pelis (jajaja) de tres filas; la del medio de cuatro asientos. En cuantito nos enteramos de que todos nuestros antojos eran gratis, a la tripulación no la dejamos parar en todo el trayecto. Las ventanillas iban cerradas y no nos dejaban abrirlas por que claro, a medida que nos acercábamos a nuestro destino el sol relucía más. Yo me pasé casi todo el viaje con Víctor y Natalia (los azafatillos) cotilleando. ¿Sabéis que el índice de suicidios en la tripulación de este viaje es bastante alto? En el último mes se han suicidado tres azafatas;pero ese es otro tema.

Bueno, el caso es que llegamos a Costa Rica y lo primero que hicimos fue quitarnos todo tipo de mangas largas, pañuelos… Vino a recogernos un “peaso” autobús con unos grandísimos asientos que ya quisiera el Auto-res Expres y un cuarto de baño que sería la envidia de cualquier tren regional. Nos llevó hasta un complejo hostel

ero compuesto por el hotel en sí (cuatro estrellas), un casinato y un restaurante. ¡¡¡Eso es cooperación, si señor!!!

La cena nos la sirvieron en el Casino Fiesta. En algún momento seguro que habéis visto alguna telenovela sudamericana en la que los camareros son cowboys, hay grupos musicales encima de las barras... pues con deciros que cada cinco metros había algún maniquí viviente vestido de vaquera o vaquero, creo que os podéis hacer una idea. Uno de mis descubrimientos más importantes: las telenovelas sudamericanas no exageran en sus decorados. Maeeeeeeee...

Primeros contactos con el jugo de frutas, con las frutas exóticas y con el ron. Pero esa noche estaba muy cansada y me fui prontito para la cama.

Al día siguiente tempranito estábamos desayunando en el restaurante. Era como comer en un bar de carretera americana, exactamente de la R-45; pero en vez de servirte el café cada dos por tres una camarera te lo servía un pequeño hombrecito. Nos alegramos de conocer el famoso “gallopinto” (comida típica en la que se mezclan arroz y frijolitos); ahora bien si

hubiésemos sabido que sería nuestro desayuno, comida y cena durante varios días después no sé si nos hubiésemos alegrado tanto.

Otra vez en camino. Esta vez dirección Nicaragua, paramos a comer en un hotel con picinita, en la que mientras todos se bañaban yo aprovechaba para buscar cosas... y anda que conocí. A escasos metros del césped de la piscina comenzaba una calle en la que se veían lo que algunos han considerado como casas típicas y otros como chabolas. Ahí tenéis mi primer gran choque con la realidad de allí. Era duro ver el contraste tan marcado entre el dinero y la pobreza.

Aventurándonos algo más, Alba y yo nos separamos del grupo y saltamos la verja. Sólo vimos unas casitas, sólo conocimos a un niño y sólo le preguntamos el nombre de un pájaro (zopilote), pero empezaron a abrirse nuestros ojos.


Varias horas después llegamos a la frontera en la que pudimos asistir a un homenaje sandinista y hablar con varios niños y no tan niños a los que pudimos sacar alguna carcajada (y ellos a noso
tros). No tuvimos problemas con los boletos de salida, ni al cruzar la zona franca, ni al entrar en Nicaragua en la que por una módica cantidad no nos revisaron ni maletas ni na de na.

Nuestra última parada antes de llegar al centro desde donde escribo fue en una posada en la que descubrimos el lago de Nicaragua y los grandes volcanes:

Concepción y Madera. Transmiten una serenidad convinada con vértigo que una vez que los miras es difícil no sentarse a contemplarlos un buen ratillo.


Al llegar al centro ya había oscurecido; tan sólo pudimos ver las habitaciones y salas de informática y conferencias, el ranchito... en fin que nos dividimos en habitaciones y nos fuimos a cenar. Esta noche caímos pronto en el sobre. Al día siguiente nos esperaba el primer día de formación: conferencia sobre la geografía y la historia de Nicaragua (para ubicarnos un poquito más). Por la tarde nos fuimos a la Reserva Natural de Chocoyeros-El brujo. Sólo os adelantaré que me empapé de aquella naturaleza.